De ratitas que no son presumidas, de lobos que no comen abuelitas, y de cómo los libros de Érase dos Veces me han vuelto a sorprender…
Desde que empecé a leer los cuentos de Érase dos veces me di cuenta que se pueden contar las historias de siempre sin necesidad de violencia injustificada, machismo o discriminación ante lo diferente.
Te das cuenta que las historias que siempre nos han contado contienen mensajes que no son agradables para los más pequeños, porque por mucho que sean cuentos, no es necesario contar a nuestros hijos como un lobo se come a una abuelita, ni como un leñador tiene que abrir animales en canal para rescatarla.
Así pues, estas historias han sido mi mejor descubrimiento, porque es agradable y divertido leer que existen lobos veganos que no comen abuelitas ni Caperucitas, y que los prejuicios no van a ningún sitio. Que las ratitas presumidas son trabajadoras, fuertes e independientes, y no necesitan ratones ni otros animales de sexo masculino para ser mejores.
Me ha gustado especialmente la capacidad para no cambiar la historia y respetar las mejores partes pero respetando la diversidad, las diferencias y las capacidades personales de los personajes, sobretodo los femeninos. El lobo le gasta una broma a Caperucita y todos ríen felices y el cuento sigue manteniendo la magia y la historia de siempre, los tres Cerditos que no son tres sino dos y su hermana la cerdita descubren que su miedo al lobo es infundado y en realidad es un animal encantador que les ayuda con mucho gusto a construir su nueva casa, y en el caso de la Ratita ni es presumida ni coqueta, tiene muy claro lo que quiere en la vida, es independiente y decidida y además en esta historia hay un final que sorprende por original y por romper con lo establecido.
Todos incluyen un ejercicio contra los prejuicios que muchos adultos deberíamos tener en cuenta y como los mismos autores recuerdan, es importante un cambio hacia una sociedad más igualitaria, y que mejor momento que la infancia y esas horas que pasamos con nuestros hijos contándoles cuentos y jugando, para empezar a sembrarlas en los más pequeños de la casa, que al final serán los hombres y mujeres del futuro.
Desde las primeras líneas te das cuenta que estos libros te van a sorprender y puedo asegurar que desde que los abres hasta la última página disfrutas muchísimo con estas historias, yo misma me he sorprendido sonriendo mientras se las contaba a mi niño. He disfrutado leyéndolas y ahora no puedo hacer otra cosa que recomendarlas, por que me han encantado por originales y divertidas, porque después de leerlas te das cuenta que no todos los lobos van a ser feroces y malvados, que las niñas, las cerditas y las ratitas no son unas presumidas e indefensas, ni tienen porque casarse para sentirse realizadas. Me quedo con una sonrisa en la cara y con la ilusión que estos mensajes lleguen a los más pequeños y ayuden a construir una sociedad más justa e igualitaria.
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