Este año la Semana Internacional de la Crianza en Brazos se celebró del 5 al 11 de octubre. Aunque sea con unos día de retraso ,queremos compartir nuestra experiencia porteando a nuestro hijo. Una bella aventura que comenzamos a las 3 semanas del nacimiento, ahora con 2 años seguimos disfrutando de llevarlo cerca de nosotros.
Comenzamos con un fular prestado. Como ya escribimos en otro post, estando embarazada una amiga se ofreció a dejarnos su “pañuelo”, pero habíamos comprado una súper mochila 5 posiciones, así que dijimos que no lo necesitábamos. A las 3 semanas de nacer Diego la llamé desesperada para ver si me dejaba ese “pañuelo”. Comenzamos usando el nudo cruz envuelta, probamos en canguro, cruz simple… vamos que le empezamos a coger el gustillo. A papá también le gusta portear, pero con el fular no se aclaraba muy bien.
Hacia los 4 meses ya no aguantaba ir de cara a nosotros quería ir viendo todo, es un bebé muy curioso por lo que pasamos a la bandolera, porteándolo a al cadera. El fular era muy largo para atarlo a la cadera y la bandolera de anillas era muy rápida y fácil de poner y quitar. Cuando tenia 7 meses pegó un estirón enorme y mi hombro ya no aguantaba, así empezamos a llevarlo a la espalda. Como es un niño muy movido, no conseguí hacerme los nudos a la espalda con el fular, así que optamos por la mochila. Poco a poco fui perdiendo el miedo a llevarlo a la espalda y con 9 meses conseguí hacer el primer churrinudo a la espalda con el fular.
Comenzó a caminar antes del año y quería estar todo el rato en el suelo. El fular me empezó a ser engorroso y usaba siempre la mochila. Ahora que tiene 2 años y quiere ir siempre andando porteamos muy poco, pero siempre llevo la bandolera o tonga para ir al parque o trayectos cortos. Si estamos fuera todo el día usamos la mochila.
Esta es nuestra experiencia porteando, es sólo un resumen de los últimos dos años. Próximamente nuevas aventuras !!!
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